martes, 3 de febrero de 2015

Mi queridísima, hasta luego...

"Un día a la vez, hasta que nos volvamos a ver..."

Nunca pensé en escribirle a un perro, pero Lola se murió y me dejó mucho más que su ausencia. Era un caniche mini toy; el mio.

Me la regalaron hace 9 años, un año después de que se muriera mi papá. Yo era una huérfana recién estrenada y ella era del tamaño de mi mano. Apenas si levantaba la cabeza, ella y yo también. Dormía casi todo el día y se resbalaba con el piso de madera.

La subí a mi cama y dormí con ella todas las noches. Jose me había dicho que no me convenía porque después no la iba a poder bajar, pero se me partía el corazón de solo escuchar su llanto. A ella la había dejado sin el calor de los suyos, no podía serle tan indiferente ni tan mezquina.

Me acompañaba a todos lados, se acurrucaba en cada espacio que tuviera libre. Así era Lola. Así empecé a ser yo. Lola era incondicional, compañera, hincha pelotas como pocas. Cascarrabias con los chicos, compradora con los grandes, embelezada por los hombres: machona.

Me dejó dar de más y también de menos, así de generosa y desinteresada.

Ya la extraño. Sus ladridos al ascensor y a las llaves en la cerradura, el ruido de sus patitas sigilosas contra el piso de madera, su silencio esperando que le diera ese bocado que le estaba guardando para el final de la comida. Su llanto cuando alguien se iba de casa...

Ay, nena, qué cagada perderte, qué bendición haberte tenido.

Gracias por haber estado, por ser incondicional, por acompañarme hasta acá, por ser tan linda compañía. Por darme ese amor tan bueno cuando otros me daban uno tan choto.

Gracias, Lola, por no morirte en mis brazos, por no haber padecido una agonía, por no haberte enfermado. Por no haber sufrido, te agradezco de corazón. Por irte tan desobediente como siempre, para perseguir a un perro que justo pasaba por ahí. Porque nadie se muere en la víspera...

Y por dejar este silencio fuerte cuando abro la puerta de calle para salir a dar una vuelta. Te voy a extrañar.

Fuiste a la primera que cuidé y te agradezco que me dejaras hacer el intento.

Nunca te voy a olvidar.