Quiero, mucho, esto, y lo tengo
acá con vos en una cabaña escondida en medio de un bosque, aunque los bosques
me dan miedo. No te pongo cara todavía porque no me animo, pero lo quiero.
Sueño con esta intimidad y con
esta transparencia, con hablar bajito, reír mucho y disfrutar de nuestros silencios. Con estar descalza, como estoy acá con vos, porque ya
sacudí el polvo de mis zapatos antes de entrar.
Sueño con escapadas un fin de
semana cada tanto, aunque no nos movamos de casa; con chicos corriendo, tuyos,
míos, nuestros; con mucho sillón, mucho plumón y mucha siesta en el jardín, al reparo del sol.
Sueño con una vida de hogar. Con
una casa cerca del agua, porque la necesito, porque soy tierra y necesito agua
para que las flores crezcan; con pisos de madera sin astillas, sin plastificar
y lustrados con cera que manchen mis medias, porque mis medias no me importan.
Sueño con chimeneas y estufas, porque soy friolenta y me gusta mirar el fuego; con
ventanales enormes, porque la luz sirve para invernar y las ventanas para ver
las plantas que cuidadosamente elegimos y aquellas que crecieron solas porque
la naturaleza es generosa.
Sueño con tener lo mío, en armonía, sin quitarle nada a
nadie, porque entonces no sería mío, sería de alguien más. Con tener paciencia
y cuidado mientras espero, con estar vacía para recibir este regalo tan grande,
con no pensar de qué manera me va a llegar.
Sueño con hacer sentir a los que
nos rodean que son queridos y valorados por como son, sin violencias ni
exigencias, sin tratar de hacerlos a nuestra medida ni a la de nadie. Con
darles voz, voto y un cuaderno enorme para que escriban sus propias historias y
un par de acuarelas para que las llenen de color.
Sueño también con contar de dónde
vengo, de mis vivos y de mis muertos, porque los quiero honrar. Con hacerles saber a los sabios con los que
me crucé, a los maestros, a los pequeños gurúes, todo lo que me enseñaron y
también sueño con agradecer a los que sumaron en mi vida al restar, al
frustrarme, al presentarme a mi misma lo peor de mí.
Sueño con eso, con que sea
simple, tan simple como estar acá con vos, al que todavía no conozco pero
intuyo, siento, espero. Pero el miedo es un compañero fiel y cruel que no me
abandona y tampoco me deja avanzar con pasos más grandes. Me vas a tener que
esperar.
Y me pregunto por qué trato de huir de mis miedos, si me puedo quedar
un rato a solas con ellos, que son míos, no nuestros, como lo hago acá con vos,
tan segura y protegida, en esta cabaña, en este bosque, que también me da
miedo.
Quisiera dejar que quien hable
sea tu silencio, en vez del ruido molesto de mis miedos que te interrumpen sin
cesar. Porque tu silencio habla de mi, habla de vos y de nosotros. Tu ausencia
me dice que todo está dado para que sea perfecto, aunque estemos lejos de
la perfección y eso lo haga aún mejor.
A veces siento que estoy rota por
dentro, pero es solo porque me quité pedazos que eran tóxicos, pesados,
violentos, injustos, ingratos.
Y así te espero, mientras me despojo, mientras me voy haciendo más yo, para conocerte más a vos, más a nosotros.
Y así te sueño, en esta cabaña, en este bosque que todavía me da miedo.
Y así te espero, mientras me despojo, mientras me voy haciendo más yo, para conocerte más a vos, más a nosotros.
Y así te sueño, en esta cabaña, en este bosque que todavía me da miedo.
Exceso de Lindor
ResponderEliminarescalofríos!!
ResponderEliminardestacado: "Con estar descalza, como estoy acá con vos, porque ya sacudí el polvo de mis zapatos antes de entrar."
me siento identificada en mucho de esto, seguí mostrando tu esplendor de redactora, soy tu fan - Ine To