miércoles, 31 de octubre de 2012

Elonguemos

Que fea sensación cuando siento que alguien es tan inflexible conmigo que tengo que elongar para no partirme en dos. Me angustia, se me cierra el pecho, se me nublan los sentidos y desearía no tenerme tan prohibida la confrontación.

Cada uno cumple un rol. 

El sistema compensa, restaura su equilibrio, sobrevive. Tiene un momento de ajuste, incómodo, lógico. Ese tiempo es de una tensión que a veces no estoy dispuesta a sostener. Es un abismo en el que convivo con la bronca y la impotencia de sentirme tironeada, invadida, esclavizada en mi espacio de libertad.

Elonguemos. 

Volvámonos sensibles y cuidadosos otra vez. Pongamos parches tibios que relajen los músculos. Ni fríos ni calientes, tibios. 

Eliminemos los fríos y despersonalizados "hay que.." y los calientes "tenes que..." por un tibio, convocador y hogareño "hacemos?", "hago", "voy a hacer", "querés hacer?". 

Tibio. 

Personalizado, reconfortante, comprometido: a eso le llamo elongar. A eso le digo tratar con cariño y cuidado, en perfecto castellano.

Tolerancia. 

Palabra que odio, que la tengo desprestigiada por falsa. Nadie tolera nada, porque eso es semejante a hacerle al otro el favor de dejarlo ser. 

Respeto.

Entendimiento, amor y coraje para asumir que yo soy yo y el otro es un otro, distinto, diferente y semejante también.  

Acerquemos lo semejante, no pongamos en jaque lo distinto, no ataquemos lo diferente. No repeler al otro ni exigirle que sea a mi medida es compromiso, es respeto, es amor. El resto, las cláusulas, condiciones, manduteadas arbitrarias: tolerancia.

Convivencia ardua esto de vivir con otros, de intentar compartir, de ser y dejar ser sin que te invadan ni violenten. No es moneda corriente, ni extensión de la tarjeta de Papá. No es lo normal, ni lo conocido, ni lo practicado. 

En la vida, los "hay que", en el cielo, los "hacemos?", en el infierno los "hacé".

miércoles, 17 de octubre de 2012

Conquistadores de estas tierras, a sus pies.


Feliz día, mamás.


Conquistan fuerte y a los gritos. Son seguros, eficientes y chiquitos. Ya desde las panzas de sus mamas ganan territorio como si jugaran desde vidas pasadas al TEG.

Por ellos, cambian los reinados. Sus madres que gobernaban las pistas, ceden todas sus características por la sola promesa de un grito pelado a las 4 de la mañana para comer. 

Nosotras, cedemos espacios y dejamos lo que estamos haciendo para correr a conocerlos, poniendo manos sobre panzas que eran chatas y que ahora están llenas de burbujitas o de hipos o de patas que pegan fuerte.

Cada vez que anuncian la venida de alguno de estos conquistadores se me para el corazón. No me entra en el cuerpo que algo que al principio no es mas que una pasa de uva pueda ocupar un lugar tan grande dentro de mi vida, que me haga ir de jeta al piso por sentirme tan cachuda.

Quiero ser bufón de corte de estos conquistadores, sacarles sonrisas, secar sus lágrimas, limpiar sus cagadas. Jugar horas, ganar terreno, aprender de ellos. Estar tan cerca que alguna vez ellos piensen: "de esta quiero ser amiga".

Los voy conociendo y les hablo por telepatía. Les digo que quiero ser amiga para que cuando odien a sus mamas porque no los dejaron salir a la calle a jugar, yo pueda contarles la otra verdad. Sus mamas son perfectas, son mis amigas, son sabias y muy buenas minas.

Son divertidas, pero van a sufrir problemas de memoria porque les va a dar mucho miedo que repitan algunas historias. Son francas y llanas, tienen buen oído y una boca que saca palabras de adentro, bien adentro.

Con ellas ladillamos, con ellas reímos tiradas en el piso, con ellas lloramos las tristezas mas grandes.

Ante estos conquistadores cedo todos mis derechos: el de hablar primero y a los gritos, si ellos están durmiendo, a decir malas palabras, a pretender ser yo a la que le presten atención. También cedo mis territorios y pongo redes para que no caigan en lugares peligrosos.

Regalo mi dignidad, porque estar tirada en el piso hablando como teletubbie del tercer mundo tiene el mejor re pago: sus sonrisas.

Por ellos dono mi mejor tesoro que son mis amigas, que ahora serán antes madres que los amores de mi vida.

Tati, Alfonso, Clarita, Joaquina, el príncipe Felipe y los que vendrán, por ustedes levanto mi copa, por sus madres me rindo a sus pies.