Feliz día, mamás.
Conquistan
fuerte y a los gritos. Son seguros, eficientes y chiquitos. Ya desde las panzas
de sus mamas ganan territorio como si jugaran desde vidas pasadas al TEG.
Por
ellos, cambian los reinados. Sus madres que gobernaban las pistas, ceden todas
sus características por la sola promesa de un grito pelado a las 4 de la mañana
para comer.
Nosotras, cedemos espacios y dejamos lo que estamos haciendo para
correr a conocerlos, poniendo manos sobre panzas que eran chatas y que ahora
están llenas de burbujitas o de hipos o de patas que pegan fuerte.
Cada
vez que anuncian la venida de alguno de estos conquistadores se me para el
corazón. No me entra en el cuerpo que algo que al principio no es mas que una
pasa de uva pueda ocupar un lugar tan grande dentro de mi vida, que me haga ir
de jeta al piso por sentirme tan cachuda.
Quiero
ser bufón de corte de estos conquistadores, sacarles sonrisas, secar sus
lágrimas, limpiar sus cagadas. Jugar horas, ganar terreno, aprender de ellos.
Estar tan cerca que alguna vez ellos piensen: "de esta quiero ser
amiga".
Los
voy conociendo y les hablo por telepatía. Les digo que quiero ser amiga para
que cuando odien a sus mamas porque no los dejaron salir a la calle a jugar, yo
pueda contarles la otra verdad. Sus mamas son perfectas, son mis amigas, son
sabias y muy buenas minas.
Son
divertidas, pero van a sufrir problemas de memoria porque les va a dar mucho
miedo que repitan algunas historias. Son francas y llanas, tienen buen oído y
una boca que saca palabras de adentro, bien adentro.
Con
ellas ladillamos, con ellas reímos tiradas en el piso, con ellas lloramos las
tristezas mas grandes.
Ante
estos conquistadores cedo todos mis derechos: el de hablar primero y a los
gritos, si ellos están durmiendo, a decir malas palabras, a pretender ser yo a
la que le presten atención. También cedo mis territorios y pongo redes para que
no caigan en lugares peligrosos.
Regalo
mi dignidad, porque estar tirada en el piso hablando como teletubbie del tercer
mundo tiene el mejor re pago: sus sonrisas.
Por
ellos dono mi mejor tesoro que son mis amigas, que ahora serán antes madres que
los amores de mi vida.
Tati, Alfonso, Clarita,
Joaquina, el príncipe Felipe y los que vendrán, por ustedes levanto mi copa,
por sus madres me rindo a sus pies.
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