miércoles, 18 de junio de 2014

Turquía, mucho más que un viaje (Parte II: Un itinerario)

Cuando decidimos dedicar nuestros 12 días de vacaciones a Turquía nos pusimos a investigar. El primer paso fue entrar Tripadvisor y ver qué había en los recomendados generales y en los foros. 

Realmente, quedaron muchas cosas por ver, pero este recorrido nos cerró. Sólo un lugar no cumplió nuestras expectativas, pero los otros cuatro las superaron enormemente. 


Nuestro viaje empezó en el avión. Nos subimos al vuelo de Turkish Airlines que hace Buenos Aires - San Pablo - Estambul. ¡Es el mejor vuelo que tomé en mi vida y todo gracias al excelente servicio y atención de su tripulación!. 


Ahora si, el itinerario.  


Estambul

Estuvimos cinco días en total, pero los dividimos: tres al principio, dos al final. 
Estambul está divido por el Bósforo en dos continentes: Asia (la parte antigua) y Europa (más moderna). Nosotros nos quedamos en Taksim, que es un barrio de la parte europea. Estábamos cerca de la plaza, el subte y a una cuadra de la peatonal. Elegimos esta zona porque el lado asiático está lleno de mezquitas y nos dijeron que nos iban a molestar los cinco rezos diarios de los musulmanes. La realidad es que, quienes se quedan ahí, no la pasan tan mal o se acostumbran rápido al ruido. 
Nuestro hotel fue el Lush y estuvo copado. Limpio, con buen servicio y rico (y abundante) desayuno. El único ruido que sentimos fue el del after office que funcionaba en el bar del hotel de jueves a sábados. 
Hay joda en Taksim. Nosotros no salimos a la noche, pero cuando volvíamos de comer, se veían chicas en mini y botas altas, listas para arrancar, y chicos con pantalones chupinados y "al huevo". 
En Estambul podés recorrer mucho caminando. Lo más lejos quizá es el Golden Horn, pero seguro que está bien conectado para ir en subte o unos trenes que están por todos lados. Nosotros llegamos hasta ahí con una excursión que te llevaba al Patriarcado, a los calabozos, y a la iglesia de Chrora (Cora) y a otras mezquitas. Todo el resto lo hicimos a pie, sin excursiones. 
Recomiendo mucho hacer el paseo por el Bósforo, sobre todo para cortar el bullicio de la ciudad. Por lo general, salen desde el Puente de Gálata y llegan hasta el Mar Negro. Si lo hacés con un tour, podés comer en el barco y te van contando cuáles son los edificios históricos o casas millonarias que están en sus márgenes. Es divino. 
Otra vez en tierra, hay que ir a las mezquitas. Son gratis y lo único que te piden es un poco de respeto porque es un lugar sagrado, de culto, de gente rezando: lo lógico. Se entra en patas con unas bolsitas que hacen de pantuflas y te las dan ahí. No se puede entrar en bermudas y musculosa, así que mejor llevar pollera larga o pantalón y algo para cubrirse los hombros. 
Las mezquitas son gratuitas; las iglesias y los palacios son museos así que ahí tenés que pagar. Podés alquilar las audio guías por unos pocos euros cuando compras los tickets de entrada. 
Uno de los "imperdibles" son los mercados, todos de acceso libre y gratuito. El más tradicional es el Gran Bazaar, donde podés ver antigüedades, cerámica, alfombras y la camiseta de Messi. Todo dentro de una estructura antiquísima. A nosotros, el que más nos gustó fue el de las especias, o Mercado Egipcio, donde probamos todo lo que nos dejaban y aprovechamos para comprar tés y condimentos riquísimos que te envasan al vacío para que puedas llevártelos a tu país. Es un programa ir al mercado, hablar con los vendedores, probar lo que te ofrecen, dejarse chamullar y practicar el arte del regateo. Recomendamos hacer este programa los últimos días para no andar acarreando nada. Mis cinco productos preferidos: Zumac (para condimentar ensaladas), mezcla de condimentos para carne, té negro, mezcla de tés con frutas, flores y jengibre, té de manzana (que te tienen que enseñar a prepararlo y a condimentarlo bien). 
Probá las delicias turcas, comete un shawarma en la calle, tomá cerveza, domé baklavá y, si hace frío, aceptá cualquier cosa que te den en vasijas de barro, especialmente si tiene albóndigas y arroz. Los kilos los bajás caminando.

Capadoccia
Fuimos en bondi de Estambul a Capadoccia. Podés hacerlo en Avión, pero creo que nos salia medio caro. Acá tenis que dormir en hotel cueva (nosotros paramos en Taskonak pero también nos recomendaron el Kelebec. Acá anduvimos en globo con ButterFly Balloon, que son los mejores. Los conseguimos por 100 Euros, con desayuno incluido. No ratoneés porque la experiencia es increíble y es importante estar segura. 
Otras de las particularidades de Cappadocia son las cuevas donde vivían los cristianos en cuando eran perseguidos. Una de las ciudades donde se asentaron hoy es el Goreme Open Air Museum. Ahí, podés entrar a todas las casas cuevas, ver cómo vivían, los frescos, etc. Es espectacular. 
Además, si tenés tiempo, podés contratar una excursión que te lleve a las ciudades subterráneas y al segundo cañón más grande del mundo. Se llama el Green Tour (vas a ver que los tienen sectorizados por colores) y podés conseguirlo a precios accesibles si averiguás en más de un lugar. No me acuerdo cómo se llamaba la agencia, pero era una de las calles principales de Capadoccia (son dos, así que no va a ser difícil que lo encuentres). Te sugiero que te quedes 3 días en Capadoccia porque el viaje en globo se hace de madrugada y dependiendo de las condiciones climáticas.

Pamukkale: 

Este lugar es uno de los que más nos gustó, aunque es el que está menos desarrollado en lo que respecta a hotelería. Nosotros nos quedamos en un hotel modesto, atendido por sus dueños que nos trataron genial.
Pamukkale es famoso por sus Terrazas de mármol y Ruinas Romanas. Es increíble. Obviamente, a esta altura, te diste cuenta que el viaje lo tenés que hacer con ropa cómoda y zapatillas, sin excepción. Acá podés también llevar bikini así, si hace mucho calor, te quedás chapoteando un rato en las aguas termales. 
Pedile a los del hotel que te suban hasta la entrada del parque. Empezá recorriendo las ruinas primero y después bajá al pueblo a través de las terrazas. En el medio, podés hacer un picnic y disfrutar de la vista. No olvides de llevar siempre una botella de agua, así no tenés que estar comprando en cada lugar. 
En el pueblo no hay nada, pero ese parque nacional con las ruinas, anfiteatros y terrazas de mármol con agua termal valen todo el viaje. Con un día lindo estás fenómeno.

Selcuk (se pronuncia Selchuk): 

Selcuk es conocido porque es donde está la casa de la Virgen María y las ruinas de Epheso. 
La casa de María es donde creen que se quedó la Virgen María con Juan el discípulo después de que se murió Jesús. Si vas el domingo, podés ir a misa, que la dan los Franciscanos y son divinos. Si vas a misa, además, no pagás entrada. Es el lugar de peregrinaje de católicos y musulmanes, porque Holy Mary es venerada por ellos como madre del profeta. Ojo: no da para ir caminando. Nosotros lo intentamos y tuvimos suerte de que nos levantara un auto porque son 8 kms, pero subiendo una montaña. O sea, la muerte. Hay gente que lo hace, supongo que como sacrificio. Calculo que si estás en un hostel, te van a dar una mano y, sino, podés contratar un taxi sumando gente de tu hotel y regatearle el precio. 
A la bajada de la Casa de María está Ephesos que es una ciudad romana enorme y restaurada. Así que, comprate un agua grande y algo para comer y hacé el recorrido cuesta abajo. Pagá para entrar a las casas romanas. Salen 10 euros más y podés ver cómo vivía la alta sociedad, con sus ventanales, decoraciones y sistema de agua fría y caliente. Es increíble. También vas a ver partenones, esculturas, la librería, el ágora... todo DI VI NO.
Te sugiero que coordines tu viaje para estar en Selcuk el fin de semana, así aprovechás la feria que hay en la plaza principal el sábado. Podés comprar cosas para comer (no te las envasan al vacío, así que es más para un picnic) y hay telas y chucherías también. Es muy pintoresco y vale la pena.  

Troya: 

No vayas. El caballo es el de la película y la ciudad no está tan restaurada como Ephesos ni Pammukale. Además, el tour te lo combinan con Gallipolli que es donde los turcos pelearon en la Segunda Guerra Mundial contra los australianos y neozelandeses. Si bien es conmovedor, quizá no sea el mejor destino para terminar este viaje. Además, en vez de esto, podés aprovechar para conocer las playas que hay más al sur (como las griegas, es el mismo mar) o los pueblos del Mar Negro, que también hay lugares divinos. Chusmeá en Trip Advisor y no dejes de ir.


martes, 13 de mayo de 2014

Turquía, mucho más que un viaje (Parte I)

Armé este post porque tuve la suerte de que, en un mes, me pregunten tres veces por este viaje. Y en vez de hacer copy & paste, aproveché para largarme a escribir algo distinto para cada uno. Así, volví a viajar tres veces.

Este es, como todos los posts, arbitrario, caprichoso y un intento de persuasión. Pero esta vez, el que se lleva la comisión por la venta es el que pueda subirse a un avión y llegar con una escala a Estambul. 


Turquía es un destino único. Suelen conocerlo sumando otro lugar (el más trillado es Grecia), pero realmente vale dedicarle exclusividad. 


En este viaje de doce días dejamos afuera muchos pueblos y ciudades que parecen espectaculares; monumentos y mezquitas; playas, lugares de cabañas y bosques húmedos, lugares más desérticos. Juro que voy a agarrarme de eso para volver.



¡Tips generales! (en el próximo post, pongo tips de los lugares a los que fuimos)
  • No ir en verano porque te morís de calor. Nosotros fuimos a finales de marzo y tuvimos días de jean y remera y días de tapado. Para mi, es una época divina para viajar. Calculo que si vas hasta fines de abril, principios de marzo está buenísimo también, o sino entre octubre y noviembre. Si vas en verano, andá a las playas que dicen que son espectaculares. En diciembre debe hacer frío, mucho, de verdad.
  • Turquía es mitad Europa, mitad Asia. Eso quiere decir que ves mucho contraste cultural, étnico y de cobertura de salud dental (más, para los que vivimos en un termo como puede ser la Ciudad de Buenos Aires). 
  • Es un país muy preparado para el turismo. La gente es muy servicial (de hecho, viene ganando como mejor destino hace un par de años), porque históricamente fueron un lugar de paso por la ruta de la seda. Teniendo esto en cuenta, imagino que también está bueno para viajar sola.
  • Antes de decir que vas a comprar algo, preguntá el precio (y regatealo). Nunca vayas a la caja sin saber cuánto vas a pagar porque sonaste. El regateo, nos explicó una turca, es una forma comercial de agasajo al cliente: si te comprás algo que te gusta, te vas a ir contenta con tu compra. Si lo comprás y lograste un descuento, ¡te vas a ir feliz!
  • Comprate la Lonely Planet digital (y leela). Está bueno leerla, sobre todo, porque Turquía es MUY histórica y, sino, te vas a perder cosas que están buenísimas. Nosotros la compramos por US$20 para descargarla en el Ipad; el libro en papel, nos salía AR$500 (hace un año y medio).
  • Juntá tips y después filtrá. Habla con gente que haya ido, leé los tips de la Lonely, de TripAdvisor, de los foros. Después, hacé un filtro y no te estreses por conocer todo. Hay mucho por ver en Turquía y es todo para disfrutarlo.
  • Si no sabés cómo conectar los lugares que querés visitar, contactare con alguna agencia de turismo local. A nosotros nos sirvió mucho porque no conocíamos a nadie que haya ido antes. 
  • Si te animas a coordinar el viaje por tu lado, si o si pedí que te vayan a buscar a las terminales desde el hotel. Así ya te quedás tranqui, porque el idioma puede ser una dificultad. 
  • Si viajás en bondi de noche para ahorrar en hotel, ¡relájate y goza!. Nosotros lo hicimos, dormíamos pésimo, pero ya estábamos en el baile ¡y bailamos!. Ojo, nos habían dicho que eran como los de acá pero los que nos tocaron a nosotros eran chotones, nada de cama ni semi cama. 
  • Hacé alguna excursión pero también aprovechá y recorré libremente. Hay mucha información disponible y siempre podés escuchar a la guía del tour que entró delante tuyo. Pero, hacer algún tour general, está bueno para ir decodificando y detectando secretos que están a simple vista para los expertos.
  • Llevate zapatillas cómodas y no te olvides de tener un impermeable siempre en la mochila. Mucho de lo que vayas a ver es al aire libre y vas a querer recorrerlo sin ampollas en los pies. Las botas o zapatos lindos, dejalos para la vuelta o llevátelos si pensás salir a la noche.
  • Volá en globo en Capadoccia. Es imperdible, se caen relativamente poco y hay pocos lugares en el mundo donde podés hacerlo. Elegí la empresa más seria y, si no te da el presupuesto, regateá el precio. Nosotros volamos en The FlyBalloon, que era la más elogiada en ese momento. El vuelo en una canasta chica (hay de 8 y de 16 personas) lo conseguimos por EU$100 por persona (con desayuno incluido). 
  • Andá a dormir a un hotel cueva si o si. También lo hacés en Capadoccia y es una experiencia copada por el silencio que hay. Además, es un buen destino para descansar un poco a mitad de viaje. 
  • Hay mochileros, hablá con ellos. Nosotros nos cruzamos con uno que hacía los recorridos en tren y, de haberlo conocido antes, hubiéramos usado esa opción como forma de viaje.
  • No se te ocurra contar calorías ni comer en un fast food. La comida turca es parte fundamental del viaje y tenés bolichitos en la calle para comer Shawarma al paso si estás con poco tiempo.
  • El idioma puede ser una dificultad porque la señalética está en turco. Igual, todos hablan algo de inglés y pueden ayudarte (hasta los turcos del interior se hacen entender perfecto). Y sino, hacé el ridículo con la gestualidad, total, no vas a volver a verlos.
  • No te alquiles auto. Dejá el roadtrip para otro momento. Los turcos manejan peor que los Argentinos y es peligroso, en serio. Además, la nafta es carísima porque el gobierno turco desincentiva el uso de vehículos particulares haciendo que sea inaccesible para la mayoría de la gente (o eso nos dijeron a nosotros).
  • Recomiendo fuertemente tener los traslados más o menos organizados. Sino, pedí ayuda en los hospedajes antes de salir a resolverlo con tu sentido común.
  • Dejate maravillar por todo (por más trillado que suene). Es cultural y gastronómicamente espectacular, tiene paisajes que no podés creer porque son producto de las fallas propias de la zona (erupciones, terremotos, etc.) y, además, está bueno dejarse emocionar tan gratuitamente.
  • Tip para rubias con madres como la mia. ¡No pasa nada! Nadie te quiere cambiar por un camello, ni por cien, ni por mil. Tampoco quieren tirarte del pelo para quedarse con un mechón tuyo. Sino, ya hubieran hecho el negocio conmigo  que me fui con el pelo largo hasta la cintura, blonda como Jem. Mi mamá había ido cuando era joven y le parecía peligroso (de verdad, no me dejaba ir rubia), pero lamentablemente comprobamos que esa Turquía quedó muy atrás. 
Y acá unas fotitos por si necesito seguir tentándote...









La vida y sus viajes

Me gusta viajar por la simple sensación de estar en movimiento. Ver los paisajes, incluso los de las ciudades y cómo se dibujan sus edificios. También disfruto de la naturaleza y descubro en la contemplación algunos secretos que me gustaría escuchar en el silencio bullicioso de mi casa.

Hubo un momento en que no me gustaba. Me generaba una ansiedad casi insoportable, con insomnio y vómitos en los casos más extremos. El avión me daba miedo, el barco agorafobia, el bondi inseguridad y el auto... carne de diván. Se ve que volverme más grande me está simplificando porque ahora le encuentro el gusto a todo esto. Me gusta moverme.

No extraño ni mi cama, ni mi baño, ni los olores de mi casa. Adoro llegar y sorprenderme, aunque a veces sea para mal porque la foto o la descripción amorosa de la dueña del lugar sea un embauque. Amo comer, probar cosas nuevas o las de siempre cocinadas de otra manera. Disfruto caminar, aún cuando sea arrastrando los pies porque me pesan las llantas.

Ya no siento la falta. Y debe ser que la hiperconectividad hace que tampoco extrañe mucho a los que se quedan acá, o no más de lo que los extraño habitualmente. 

Y no me canso de repetir que viajar despeja la equis para resolver la ecuación. A veces, las incógnitas de la vida, se despejan así.