jueves, 14 de junio de 2012

Discurso de Graduación



Hoy festejamos los 20 años de mi facultad. Yo pasé por ahí, 4 años divinos de mi vida. Esto lo leí el día que me dijeron: "por suerte no te vamos a ver más, estás recibida". 


Después de 4 años compartidos, llegó el momento de dar vuelta una página que sin duda tiene mucha palabra dicha y también por decir.

Función bárdica del lenguaje, experiencia vicaria, hermenéutica, fuentes pertinentes, paradigmas inmanentes y trascendentes, aguja hipodérmica y agenda setting, son algunas de las palabras que aprendimos en esta facultad. Desde ya que hay muchas otras que no recuerdo, pero confío en que cuando me reencuentre con ellas me despertarán una sonrisa (también espero que, alguna vez, alguien les haga marketing y las ponga en un rollo de cocina o de papel higiénico).

Disculpen si no se nota mi emoción, hay cosas que no cambian y ser expresiva no es mi fuerte. No porque lo haya dicho cierta profesora al inicio de esta carrera, es que simplemente soy así. Por suerte en esta clase que hoy se despide, muchos nos han sorprendido con sus extravagancias, imitaciones y actuaciones. No solo en momentos de dispersión sino en realizaciones académicas en las que han desplegado todos sus dotes artísticos… ciertamente, no fui uno de ellos.

Realmente creo que somos una clase beneficiada por las circunstancias. No sólo porque fuimos con el Tincho Grozs sino porque sabemos donde esta Osama Bin Laden. Además sabemos pronunciar correctamente el nombre de eminencias académicas como Wazlawick o, por que no, del presidente iraní - aunque teniendo a Gerardo cerca no sé si me animo a decirlo-: Ahmadinejad, es así, ¿no? Y ahora conocemos países nuevos como La España Del Bisonte.

En cuatro años, estos profesores nos enseñaron muchas cosas que son imprescindibles para nuestras vidas. No solo a escribir correctamente, sino también a hablar. A decir decentemente palabras como “muslos” y a que la “ye” no se pronuncia ni como se hace en zona norte ni en zona sur. Cosas vitales para abrir la cabeza. Además, nos impulsaron a ser creativos mediante el análisis de casos como el de Niyasov, el presidente del país lejano de Turkmenistán que construyó un palacio de hielo en medio de un desierto de 50 grados a la sombra. La creatividad en tiempos de crisis es imprescindible (por no decir que es clave, que es una palabra baúl).

Enfocándonos en nuestro contexto, sabemos que estamos viviendo tiempos de crisis. Sin embargo, nos animamos a salir a este mundo con las mismas sensaciones con las que empezamos nuestra carrera universitaria: ansiedad, miedo, emoción, excitación… aunque algunos pensemos que entramos totalmente relajados.

Algo que allá en el 2005 era tan lejano, hoy es realidad, “we did it”. Pero no tenemos que olvidar el camino recorrido. Los primeros nervios pre-parcial, aun cuando fuera una materia que hoy subestimamos. La Trimurti. Los primeros esquemas que intentaban explicarnos el ABC de qué es la comunicación. Esquemas que una vez comprendidos serían desafiados por el profesor siguiente, léase Luciano Elizalde. Ruido.
Entender los axiomas de la comunicación, era un todo, un imposible. Ser concientes de ellos en la vida real, un logro. Ser responsables cuando comuniquemos, nuestro próximo desafío.

Espero no pecar de idealista al pensar que la comunicación puede hacer de este mundo un lugar mejor. Que en eso radica nuestra ética, ética que no está en los libros, sino en el contacto y en la relación que forjemos con un “otro”, tan persona como nosotros. Que comunicarnos puede ser la gran terapia que le falta a este siglo que acaba de empezar, aunque no sea la cura de todos los males.

Hoy nos graduamos. Tendremos nuestros diplomas y podremos quemar el del colegio secundario.

Deseo que nos pasen muchas cosas que nos muevan tanto hacia el esfuerzo como fue esta facultad. Deseo que sintamos nuevamente ese revuelo pre-final, donde las horas volaban para después suspenderse una vez que salíamos de rendir. Deseo que tengamos muchas ocasiones de festejar y que la imagen que se nos aparezca sea la de nuestro “día de la espuma”.

Que juntos o separados, en realidad virtual o personal, en web 2, 3 o 5.0, emprendamos cosas buenas, solidarias y responsables. Que no haga falta que nos dibujen un barquito de virtudes para saber que somos virtuosos. Que no haga falta leer autores de renombre para poder citar con autoridad. Que podamos expresar libremente nuestra opinión y dejar que otros que piensan distinto también lo hagan, acercando nuestros horizontes de precomprensión (otra palabra de este librito).

En suma, espero que no perdamos nuestro impulso y que ese impulso esté bien orientado. Que no nos mareemos creyendo que nuestra carrera implica cegarnos como los caballos, sino todo lo contrario, abrir nuestra mirada todo lo que podamos. Si esto no hubiera sido así, no existiría un grupo de Facebook que quiere conocer a Alcat, ni hablar de ese otro grupo que se gloría porque estudió con un resumen de Tincho Grozs (que ya es una eminencia y tiene un himno y todo).

Entonces, seamos agradecidos y actuemos en consecuencia, “siempre, siempre, siempre”. Somos personas que tuvimos la suerte de poder instruirnos y esta es la base más profunda de nuestra responsabilidad con el mundo que nos toca vivir, esto si que K-ve destacarlo.

Para terminar, quisiera que recordemos a quienes pasaron por este camino y que hoy ya no están. A cada uno se le aparecerá un nombre distinto en su cabeza, por eso prefiero no hacerlo singular. Desde primer año vivimos cosas importantes: noviazgos y rupturas, accidentes y recursadas, muertes, casamientos y nacimientos… bah, la vida misma que nos formó tanto o más de lo que esperábamos. Esto también integró a nuestro grupo a pesar de nuestras aparentes diferencias. Obviamente que había buena tela para cortar pero, otra vez, nos hizo más “personas”.

Alguien muy sabio me dijo una vez que si quiero caminar rápido voy a tener que caminar sola, pero si quiero caminar lejos, me conviene hacerlo acompañada. Para mi estos 4 años dan cuenta de lo lejos que llegamos y estoy segura de que todavía hay mucho más camino por recorrer. Espero que lleguemos muy lejos, espero que lleguemos acompañados, siempre.




24 de febrero de 2.009

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