domingo, 1 de julio de 2012

De todas un poco


Tengo un amigo que cayó de cabeza en el lugar común de quién entiende a las mujeres. Le digo, “Yo”, bajando los hombros, tirándolos para atrás y bien lejos de las orejas, como me enseñaron en mi clase de yoga, aunque él nunca lo va a ver porque está del otro lado del chat de mi computadora. Si, todavía uso el chat. Tendría que haber nacido en la época de las cartas y no en esta tan audiovisual que un poco me rompe las pelotas. 

Volvamos a mi amigo. No entiende, no las entiende, no nos entiende. Y yo respiro profundo y me pongo cómoda para contarle lo que yo sé de ellas, de nosotras, de lo que creo que tenemos de todas un poco. 

Me dice que somos todas iguales, unas histéricas, y con eso se fue otra vez de jeta contra el lugar común. Le digo que no somos iguales, que ellos tampoco y de hecho le cuento que tengo mil categorías de pibitos de boliche, como para empezar. Se ríe, me pone un desordenado “jjjajajas” y se que con eso le saqué una sonrisa detrás de tanto berrinche.

Mi teoría es que las mujeres somos muy básicas, pero que con tanta literatura escrita nadie leyó un solo manual. Le digo que está la bomba, la conchuda, la boluda, la #minitah, la #rubia, la #gauchita y le agrego otras que inventó mi hermana Inés, que después ella le va a explicar.

La bomba es la que es bomba. “Mamadera”, dicen los pibes cuando la ven. Puede ser por el escote o por el revés, pero la realidad es que hace tic tac y ella lo sabe. No le jode si no podés sostenerle la mirada o si mientras que te habla de la inmortalidad del cangrejo vos asentís con la cabeza como si te estuviera contando un tratado de física quántica. Ojo, no es boluda; no la hagás sentir un objeto porque la hacés explotar.

La #minitah es la Susanita devenida en canchera, pero que sigue queriendo el Príncipe Azul, que la lleve, la traiga, le suba, le baje, le haga, le deshaga, ah, no, eso no. Es la boluda de la publicidad de Quilmes Lieber que cuenta las proezas de su caballero en caballo de palo de escoba, que de tan azul más que hombre es un pitufo, porque no existe. Bueno, yo le desconfío.

La conchuda es la que si sos bombero, te pisa la manguera y se prende un pucho al lado del tanque de gas. Nunca quiere nada y es una regia con todo lo que tiene, hasta que te ve a vos que como una hormiguita estás armando tu casa, que estás a punto de terminarla y ahí te caga. Porque es tan conchuda que tiene más foco que vos y yo juntas. Es la que si te comprás un blazer divino en el outlet al que se llega combinando el noventa y tres y no sé qué tren, te dice sueltita de cuerpo como las chicas de Activia, que lo vio más barato y a la vuelta de su casa. Terminan mal igual. #BadKarma para ellas.

Está la #gauchita, que para mí es la más buena onda aunque este nombre tenga otra connotación. Es la mina que no es ni trola ni puta, mucho menos histérica. Es la enemiga de ellas, la que toma decisiones y elije todo el tiempo qué quiere hacer y con quién quiere estar. No es histérica, nunca, pero te puede coquetear a full si le gustás. Se ríe de tu chiste aunque sea medio pedorro y tiempo después te confiesa que era malísimo pero que te hacía la gamba para no bajarte de un plumazo la autoestima. 

Ser histérica no tiene nada que ver con el coqueteo. La histérica te dice “si pero no”, algo que no existe con estas gauchitas. La gauchita cuando te dice si es si y cuando te dice no, es no y, si te queda alguna duda no va a tener problema en preguntarte cuál de las dos letras es la que no entendiste. 

Veámoslas en acción. Juro, juro, que esto está basado en hechos reales.

Un chico saca a bailar a una chica en un casamiento. Baile, baile, baile. Vueltita, vueltita, vueltita. Chichoneo gracioso, mano en la cintura, hasta ahí, para afirmarla bien cerca de su pecho. Galán. Venía bien el #pibito, hasta que de repente pide chape. Si, chape, beso, transa, ¡DILUVIO DE SORETES PIBE! Nunca se pide un beso, nunca. Se roba, porque es de esas cosas que mejor pedir perdón que permiso, ¿entendés? Pero no estamos hablando de ellos, así que, por hoy lo dejamos acá. 

Volvamos a que hay un chico y una chica en una fiesta. Él es un grandulón de treinta pirulos. Bailan hasta que le pregunta a ella si le puede dar un beso. Cortemos ahí y analicemos qué pasaría con algunas de nuestras mujeres, de las que tenemos de todas un poco.

La #minitah no fue a este casamiento o si fue, ya está con su novio, o sobria bailando al lado de la novia haciendo el pasito de “La isla del sol”. Perdón, me aburren un poco las #minitahs.

La #conchuda, es tan conchuda que no deja que te quedes sola con él. Antes de que te haya puesto la mano en la cintura, te tiró una copa de vino encima y salpicó un poco la camisa del pibito. A vos te dejó fuera de juego en medio minuto y a él lo tiene frotándole su servilleta mientras caminás al baño para ocultar el Gremlin en el que te convertiste. Fin de la historia. Igual, no desesperes, un pibe así mejor perderlo que encontrarlo y ese será el #BadKarma de ella.

Llegamos a mi preferida: la #gauchita. Ella a este le dice que no y mantiene su postura hasta el final, aunque él la amenace con que no sale con quien no haya chapado antes, true story. Ella lo mira y sin sarcasmo ni pena le dice: “ok, gracias, pero no”, porque es sincera y educada y si después se lo cruza por la calle también lo saluda. Obvio que puede hacerlo si quiere, convengamos que estamos hablando de un beso y no de mandar un cohete a la luna, pero esta gauchita le dijo que no y es no.

La #histérica, por último, le dice no pero después de un poco de insistencia le regala un beso. Quiere que antes él le ruegue un poco, que la siga chichoneando, que le haga sentir que ella tiene el poder. La realidad es que además de histérica es medio putona si piensa que chapándoselo le está haciendo un gran favor. Puede ser también la que antes lo educa de por qué no tiene que pedir un beso, aunque él ya lo sepa porque tiene treinta años y es tremendo boludón. Ojo, esta mina también le hierve el conejo y si se van a dormir juntos después de la fiesta, antes lo obliga a bañarse o a lavarse con agua fría los pies. 


2 comentarios:

  1. Me muero, sos genial. Yo también he hecho muchas veces un catalogo de minas, pero de las locas "la loca que no sabe que es loca" "la loca peligrosa" "la loca linda" (la ultima vendría a ser yo).
    Es genial y pienso lo mismo. Me reí mucho.
    Aunque no me conoces (creo que no nos seguimos -oh twitter oh my god-) yo también lucho día a día por no ser minitah ni histérica, porque la primera me da fiaca y a la segunda no la entiendo.
    Tambien, a veces por decir las cosas me ha ido mal, pero prefiero que me vaya mal siendo transparente que bien diciendo/haciendo cosas que en realidad no significan eso.
    Ser mujer es re fácil, estos ejemplos de minas lo hacen difícil, así los chicos no nos van a entender nunca!

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  2. Gracias #Genia. Lo importante es traspasar al personaje y ser más persona. Enjoy the ride!

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