"Tengo un problema con la comida, con la bebida y con la dormida", digo entre risas mientras mamá me mira con cara de "a qué monstruo creé".
Como raro, bebo rico y duermo poco. Así soy feliz.
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El calendario de mi teléfono tiene entradas tanto de trabajo como personales con recordatorios divague tipo "bajar la última canción que anoté en el boliche" seguidos de "mandar presupuesto abierto a cliente tal". Sus colores no me ordenan, me alteran.
En casa, mil notas y mensajes de texto pidiéndole a mamá que me compre las 10 cosas que nunca hay:
- Rapiditas
- Finlandia light
- Arroz integral
- Palta
- Atún
- Tomate
- Rúcula
- Zanahoria
- Apio
- Tabasco
- Algo para el postre (leche condensada, dulce de batata o alguna fruta de estación)
Mamá se desespera porque no como con grasa, me da impresión, porque pido que no cocinen tan elaborado porque no me gusta, pero si paso por Mc Donald´s no me resisto al Big Mac o al Cuarto de libra con queso y sundae de crema y chocolate. Se queja y se ríe y dice que "ser madre no es fácil y es para toda la vida, un negocio de alto riesgo".
Nos queremos así: locas y sin muchas vueltas. Nos bancamos los mensajes de Facebook, las cadenas de mails con ppts y nos hacemos de medio gurú cuando le pegamos con un buen consejo. Somos madre e hija for ever and ever.
Mamá es la única persona que puede retarme porque no paro nunca y decirme que disfrute y haga todas las cosas que quiera con mi vida porque, hasta donde sabemos, la vida es una.
Se rie, no entiende, me ve entrar y salir de casa y acepta que le responda a sus preguntas indiscretas: "no te lo pienso decir". Se hace la liberal pero pide que nos quedemos en casa hasta que nos casemos. Y se hace la boluda cuando le recordamos que sus hijos "a los dieciocho años son grandes para hacer nido en otro lado". Manejá la angustia.
Mamá es esa persona a la que le contás lo que sea, que no se espanta y hace de psicóloga de todos mis amigos y amigas. Es una mina que sin tapujos te enseña cómo ponerle un forro a una banana y te lleva al ginecólogo para que te grafique cómo tomar las pastillas. Se banca el llamado de angustia y te manda a hacerte un Evatest "porque estás asustada y por eso no te vino". Sabe que es normal y te obliga a hacerte cargo.
También es medio bruja aunque vuela bajito. Te dice al pasar como quien quiere la cosa: "es de mujer entendida tener dos velas prendidas para apagar la que brille poco, de un soplo y con mucha fuerza". Es la misma que te ruega que no vuelvas con un pibe porque tenés buen garche porque el sexo con amor existe y te hace chocar todos los planetas.
Por culpa de mamá tengo un problema con la bebida. Me enseñó a tomar rico y bueno, a controlar mis límites, a darme cuenta de que es divertido si sé cuando decir basta. Me hizo responsable de eso como de mi propia vida y es un problema porque saberlo cuesta más y hay que bancárselo. Tener una mamá así es difícil y raro, y es como todo lo que es un lujo: da más satisfacción y es un camino de ida.
OBVIO que lloriquié un poquito con la fantasía de que la enana rubia que corretea con dos colitas hoy escriba todo eso de mí en sus 20. Ovación de pie a la señora mamá que te engendró, cuidó y educó con pacienca y mucho amor. Te puedo asegurar que ella también está orgullosa de vos, de verte mujer y sabia. Te quiero.
ResponderEliminarMe llegó al corazón y me hizo reír, qué linda y tierna Mery!! - Ine To
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