Hoy fuimos tarde a la plaza y hacía frío. Este trío, que se mueve en bloque para todos lados, jugó, disfrutó y gritó un buen rato, aprovechando un poco el anonimato que regala una ciudad tan grande como Buenos Aires.
Estos días de adaptación vienen intensos, especialmente para Delfi, que se da cuenta de que llegamos para quedarnos y, por primera vez en su vida, tiene que lidiar como un “grande” con sus sentimientos encontrados (y con el cansancio y los sentimientos encontrados de sus papás, digamos todo).
Lo que restó de la tarde fue un paso entre extremos, que viene siendo cotidiano pero al que no nos acostumbramos. Acá, los adultos, rogamos que pase, que evolucione, que hagamos el proceso tal como tiene que ser, porque todos estamos en eso.
Y me detengo en esto, con esta foto espontánea de un momento en la plaza mientras la estábamos pasando re bien: Es impresionante cómo todos los sentimientos desbordan a un ser tan alegre como Delfi y cómo la palabra la descomprime, aún cuando la enfrenta a su vulnerabilidad.
-“¿Extrañás?”
-“Si, extraño”.
-“¿Qué extrañás?”
-“A Valentina, a todos los que están en Bariloche, a mis amigos, a Pedro, a mi seño”.
Y tiene 4 años, nada más ni nada menos, y un mundo interno que, a veces, desconocemos o subestimamos, pero que ahí está expresándose, dejándose estar.
-“¿Querés que mañana los llamemos, como hacíamos en Bariloche que llamábamos a nuestra familia de acá?”
-“Si”.
Y así, mandó algunos mensajes de audio, bajó la guardia y se predispuso a que le lea el cuento de casi todas las noches, antes de dormir.
Y aquí mi moraleja: Siempre que escuchemos “Sean como niños”, que se nos despierte esto: darle lugar, espacio, expresión y palabra a lo que nos pasa.
Y que tu vida, Delfi, sea Tierra Sagrada en dónde nosotros que somos más grandes, descalcemos los pies.
Un beso grande a todos los que extrañan, siéntanse acompañados en esto.
#Delfi #AmorTotal #4Años #BackToTheCity
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